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Retromoxes - Recordando el Vientoligero 6a parte: Transmigración

Traducido por Miguel Calvo y Antonio José Rodríguez. Editado por Miguel Calvo. Publicado originalmente por VestDan en MTGSalvation.
Nota: este artículo lo he editado yo solo. Disculpad cualquier error de maquetación que pueda haber.

Después de meses de lucha, tras la batalla de Koilos y la derrota de Tsabo Tavoc, los habitantes de Dominaria resisten en Yavimaya, Llanowar, Koilos y los océanos. Dos bosques, un desierto y algo de agua. Vale que hay algún conato de rebelión en otras partes del mundo, pero la resistencia organizada como tal está limitada a estos cuatro puntos. Justo en ese momento, la superposición ocurre.
Cuando el Vientoligero navegó fugazmente hasta Rath durante la Invasión, el terrorífico plano estaba a reventar de tropas phyrexianas. La tripulación no sabía por qué... pero de repente, para su sorpresa, toda la Coalición en Koilos se encuentra rodeada. El plano de piedra variable se ha completado al fin, y toda su superficie se ha superpuesto a la de Dominaria... llevando consigo a los phyrexianos.
El Vientoligero se eleva hacia el cielo mientras que el ejército se prepara de nuevo para la batalla. Entonces, desaparece. La tripulación del barco está atónita al ver cómo desaparecen sus aliados, y el ejército phyrexiano rodea al velero y al único titán que queda en pie, el propio Urza. Justo antes de ser destruidos, Urza se teletransporta junto al barco lejos de allí.
Aparecen en la costa de Urborg, justo donde Barrin luchó y perdió su última batalla. No obstante, Urza ha errado sus cálculos, y acaban en el agua.
La isla más exterior de Urborg está también rebosante de phyrexianos, pero hay algo extraño en ellos. No se comportan como guerreros, sino como peregrinos... y Gerrard se da cuenta de que el objetivo de su peregrinaje son las ruinas de la finca donde Crovax pasó su niñez. Eso le hace preguntarse, ¿hasta dónde ha ascendido Crovax?
Crovax ha cambiado mucho desde que era un tripulante del Vientoligero.
Está observando lo que queda de su tierra natal cuando Tsabo Tavoc, que ha sido reparada a toda prisa, es llevada ante él. Cree que va a ser la lugarteniente de Crovax, pero éste tiene otros planes para los generales que abandonan a su ejército, sobre todo si también han perdido Koilos.
La piedra variable la atrapa rápidamente y Crovax la desmonta en pedazos. Grita, y pregunta si Crovax la va a echar de comida para sus sabuesos vampíricos. Crovax sonríe despiadadamente... no. Ese manjar pertenece al evincar.

Algunos de los aliados de Urza no van directamente hacia su punto de reunión en la primera esfera de Phyrexia. Tevesh Szat intercambia impresiones con Darigaaz y el resto de dragones, devolviéndolo a Shiv donde los phyrexianos están atacando un antiguo mural con un dragón. Szat cuenta a Darigaaz la leyenda de los Primigenios, cinco dragones que gobernaron el mundo en la antigüedad, y que podrían ser resucitados para combatir a los phyrexianos y devolver a los dragones su supremacía. Los phyrexianos ya han destruido los restos del primero...
pero Szat les conduce hasta el segundo, en lo más profundo de Yavimaya. Darigaaz no sabe cómo hacer para liberar al Primigenio de su prisión dentro de un gigantesco pueblo arbóreo, pero siente su llamada. Mientras Darigaaz intenta solucionar el problema, el líder de los dragones negros se vuelve cada vez más impaciente y hasta hostil, y Darigaaz, normalmente diplomático, es presa de la cólera. Así que empala al dragón negro en el árbol, y este comienza a abrirse.
Darigaaz se enamora de Rith desde el momento en que la ve. La hembra de dragón verde es hermosa, poderosa y atractiva... y está enormemente decepcionada al ver en qué ha degenerado su raza. Toma el mando de los dragones, y los conduce para liberar a otro primigenio.
Justo cuando los dragones se marchan, los pueblos arbóreos despiertan. Del tamaño de ciudades, estaban al cargo de vigilar a Rith por toda la eternidad después de que los Primigenios fueran vencidos por los mortales, milenios atrás. Ahora empiezan a moverse para volver a apresar a Rith...
pero con unos pocos miles de kavus en sus ramas...
Eladamri y los elfos de Llanowar, mientras tanto, aparecen en las gélidas alturas de Keld. Eladamri traga saliva al reconocer el bosque que ha echado raíces en la patria de los Keldons... es Veloceleste. Su hogar lo ha seguido hasta Dominaria. Y ahora, está muriéndose. Los árboles de Veloceleste, las aguas de Raícesanegadas debajo, ninguno puede sobrevivir en este clima. Así que pide un favor.
Como los elfos de Llanowar, tras ser salvados, lo llaman la "Semilla de Freyalise", Eladamri implora a la diosa-caminante de planos que a cambio ella proteja su hogar. Ella accede, invocando un hechizo que protegerá al bosque frente al clima y frente a los nativos, pero si quiere protegerlo también de los phyrexianos, deberá aliarse con los keldons, aunque estos están furiosos dando vueltas al bosque, preguntándose por qué no pueden adentrarse en él.
Mientras, la guerra en Urborg aumenta en intensidad. Los metathran de Agnate avanzan kilómetro a kilómetro. La batalla es aquí mucho más fluida que lo que era en las sucias trincheras de Koilos. No obstante, Agnate se confía y cae en una trampa... antes de ser rescatado por un poderoso nuevo aliado.
Los metathran son salvados por un ejército de muertos vivientes, que caen ante los zombies y máquinas phyrexianas, mientras sacan a los metathran de las arenas movedizas. Los phyrexianos son derrotados, pero Agnate no sabe qué hacer con este nuevo aliado muerto viviente, que además se parece ser desconcertantemente idéntico a Thaddeus.
Dralnu, el señor Lich, explica a Agnate que él y sus sirvientes no-muertos son todos antiguos soldados, sirviendo lo mejor que pueden en esta no-vida. No hay vida posterior, dice, no hay Valhalla, sólo la nada. Él ofrece a sus guerreros una vida de servicio y deber, y así al menos pagan parte de su deuda a los que murieron con honor. Agnate acepta esta alianza, y realiza un ritual de unión con él lavándose los pies.
La tripulación del Vientoligero, mirando hacia abajo, se da cuenta de que Agnate y la mayoría de sus tropas han desaparecido, y se pregunta dónde pueden encontrar refuerzos. Gerrard sugiere la patria de Tahngarth, Talruum, aunque el minotauro no está muy convencido. Su cultura da mucha importancia a la apariencia exterior, y después de su estancia en las mazmorras de Volrath, no es más que la monstruosa caricatura de un minotauro. No obstante, cuando a Gerrard se le mete algo en la cabeza, no hay nada que le haga cambiar de opinión.
Tahngarth está ligeramente molesto al descubrir que su patria simplemente ya no existe, gracias a los manejos de Teferi. Aunque también está agradecido al no tener que mostrarse así ante los suyos... la mente de Gerrard, incapaz de pensar en más de una cosa al mismo tiempo, simplemente está pensando en la otra patria de los minotauros: Hurloon. El Vientoligero navega hacia allí, sólo para encontrarse que la capital de Hurloon fue pasto de las llamas durante la transmigración de Rath. Los minotauros han sido apresados y preparados para la transformación, igual que Tahngarth. Pero esto significa la guerra, según el código de honor de los minotauros.
Saltándose la cadena de mando, Tahngarth ordena aterrizar al barco, y sube abordo a mil inconscientes minotauros. No obstante, el barco está dañado y pesa demasiado para despegar. Aceleran hasta la velocidad de navegación interplanar, destrozando sus pértigas de aterrizaje, y aparecen en Yavimaya, donde Multani (que de alguna manera está presente en la madera que forma el barco) hace que los árboles detengan al velero de manera que nadie resulte herido.

Veces en las que el Vientoligero se ha estrellado: 5
A océanos de distancia, Rith y Darigaaz llegan a Nueva Argivia, o lo que queda de ella. La nación que surgió de la unificación de Balduvia y Kjeldor era una poderosa fuente de maná blanco... y por ello, un objetivo prioritario en los primeros días de la Invasión. La gran biblioteca de Nueva Argivia había sido devastada, y sus libros quemados. Bajo esa Biblioteca, no obstante, estaban los cimientos de otra biblioteca aún más antigua, bajo la cual el Primigenio blanco duerme. Rith engaña a los líderes de las otras cuatro naciones de dragones (recordemos que Darigaaz mató al dragón negro) para que se quemen de maná hasta la muerte (N del E: esto no lo podrían hacer con las nuevas reglas de M2010) y este sacrificio libera a Treva.
Por su parte, Eladamri ha formado una alianza con los keldons igual que se ganó el respeto de los metathran: mediante un juicio por combate. Ahora, el pequeño ejército elfo se une a la enorme fuerza keldon, marchando hacia la Necrópolis, el sitio más sagrado para la religión keldon.
La Necrópolis es el lugar de descanso para todos los grandes héroes de la historia keldon. De acuerdo a las leyendas, al final de los tiempos, los héroes de Keld se levantarán para expulsar a los invasores. En la cima de la Necrópolis se encuentra el muelle donde está atracado el Bajel Dorado, un navío místico que transportará a esos héroes hacia su destino. Sin embargo, un ejército phyrexiano que sobrepasa en número a las fuerzas combinadas de los keldon y de los elfos (¿los kelfos?) está avanzando sobre este lugar sagrado, y la alianza se apresura para impedir su profanación.
Los kelfos luchan tan fieramente como pueden, pero no pueden competir contra la gigantesca horda phyrexiana. No sólo la Necrópolis, todo Keld parece estar perdido. Pero justo cuando los phyrexianos alcanzan la Necrópolis, hay un destello, y las leyendas de la historia de Keld se alzan de nuevo.
El problema es que luchan en el lado equivocado. Los keldon muertos se levantan para luchar contra sus compatriotas vivos. Sólo la sorpresa ya es suficiente, además, para dejar a los keldon en estado de shock e incapaces de combatir. Entonces las cosas se ponen VERDADERAMENTE feas, cuando un artefacto sagrado golpea a uno de los héroes muertos, y con esa blasfemia crea un volcán que entra en erupción justo bajo el glaciar donde se libra la batalla. Pronto aparece un géiser de lava rodeado por un torbellino de agua helada, donde todos están igualmente perdidos.
En Phyrexia, los Nueve Titanes ya han comenzado su descenso de destrucción a través de las esferas. Tanto Urza como Szat han visitado ya antes el plano, y Urza se ha pasado siglos descubriendo debilidades y estructuras de soporte. Los Titanes atacan sistemáticamente todos esos puntos débiles, a la vez que se desembarazan de los infinitos defensores de este plano infernal. Aunque Urza se para de vez en cuando para admirar la mecánica perfección del mismo (creo que es Taysir la que aparece en la imagen, a la izquierda)
No obstante, ocurre un trágico "accidente", cuando Kristina cae desde su robot hacia una zona sobre la que Tevesh Szat estaba lanzando una nube de ácido. Taysir ataca inmediatamente a Szat, pero este insiste en que se trata de un accidente, y los Ocho Titanes continúan su camino.
Entretanto, tras otra sesión de chapa y pintura, el Vientoligero navega de nuevo. Los minotauros, ahora más sensatos, han aprendido de Tahngarth y de sus ansias de ayudar: le muestran que su coraje es lo que verdaderamente importa, y no su apariencia. No obstante, no ocurre lo mismo cuando el jefe de los minotauros, Grizzlegom, encuentra al resto de aliados. Admira bastante a Agnate, pero no confía en Dralnu.
Agnate sin embargo confía en Dralnu e insiste en que el muerto viviente es un noble guerrero. Además, las tropas no-muertas de Dralnu forman el grueso de las fuerzas de la Coalición en Urborg. Con la ayuda de Dralnu, las fuerzas phyrexianas han sido rechazadas casi hasta la propia Fortaleza
Pero al final, Agnate le da a Grizzlegom la prueba que este necesitaba de la verdadera naturaleza de Dralnu. Agnate está gravemente enfermo de una enfermedad regenerativa, que se ha esparcido desde donde Dralnu lavó sus pies en la ceremonia de alianza. Grizzlegom finalmente consigue que el general metathran reconozca la verdad: lo único que ha hecho es combatir a la Muerte con más Muerte, eligiendo el menor de los males. Pero si no detienen a Dralnu, tomará el control de toda la Coalición, controlando a Agnate. Agnate accede a delegar el mando en Grizzlegom, pero a cambio el minotauro tendrá que hacer por él lo que él hizo por Thaddeus. Grizzlegom acaba con la vida de Agnate, que luego resucita y mata a Dralnu, tomando el control de los vivos contra sus antiguos aliados no-muertos.
Treva y Rith conducen a Darigaaz y a los aterrorizados dragones a una fosa oceánica donde está retenido el siguiente Primigenio. Darigaaz intenta poner freno a los sacrificios de dragones, pero no puede hacer nada contra los dos Primigenios, y cientos de dragones mueren buceando hacia la prisión de Dromar.
Dromar es el más avaricioso de los dragones, y fue capturado prometiéndole toda la riqueza que pudiera jamás desear. Rith destruye esas riquezas, forzando así a Dromar a regresar al mundo. Con tres Primigenios dominándolo, Darigaaz no es un ser muy agradable. No tiene mucho aguante, y su cólera es terrorífica. Vuela con Rith, Treva y Dromar, que tienen un poder similar al suyo, hacia la prisión del último Primigenio, el Negro. ¿Y dónde podría estar, salvo en Urborg?
Los Ocho Titanes se han separado para cada uno poner una bomba en alguna estructura esencial de soporte en la tercera esfera. Daria, abandonando su traje, se las ha ingeniado para atravesar una maraña de tuberías hacia un dispositivo que crea una zona "anti navegación de planos", de lo más inconveniente. Pone la bomba, pero al darse la vuelta se encuentra con las fauces de Tevesh Szat. Intenta huir, pero el dragón caminante de planos es demasiado grande, demasiado rápido, y está demasiado hambriento. Después, Szat se vuelve a poner su propio traje de Titán.
Cuando Taysir se entera de que Szat se ha comido a su hija adoptiva, monta en cólera. Pero Urza tranquilamente contesta que él ya contaba con que Szat los traicionaría, y que todo está bajo control. Explica también que ha diseñado un arma muy poderosa, conocida como la "bomba de almas"; para cargarla harían falta miles de almas mortales... o la de un caminante de planos. Barrin le dijo que no había ninguna forma ética de cargarla. Pero Urza es Urza (o sea, está loco) y ha incluido deliberadamente un traidor en el grupo, alguien que sabía que los traicionaría. Y ahora Urza se siente justificado para utilizar a Szat, e inicia la rutina de eliminar en el traje de Szat.
Bajo el glaciar en Keld, Eladamri y Sivvi se las han ingeniado para sobrevivir, junto a algunos keldons y elfos aquí y allá. Lo más milagroso de todo es que lo han hecho justo en los muelles del Bajel Dorado, y ahora navegan sin ningún rasguño a través de las oscuras profundidades. Los keldon que han sobrevivido se dan cuenta de la verdad ahora: los héroes muertos de Keld no eran más que eso, muertos, y ahora el Bajel ha recogido a los verdaderos héroes de Keld, y los lleva hacia la batalla para decidir el destino del mundo. Eladamri y Sivvi se consuelan mutuamente mientras esperan el amanecer.
Mientras tanto, el avance en Urborg se ha detenido, sin las fuerzas no-muertas de Dralnu, y con el ejército de Grizzlegom diezmado tras la lucha. El Vientoligero controla los cielos, dando una gran ventaja a las fuerzas de la Coalición... hasta que su viejo enemigo despega para plantarle cara.
La primera vez que se enfrentaron el Vientoligero y el Depredador, este último ganó por goleada. La segunda vez, el Vientoligero ganó por un pelo. Esta vez, el Depredador ya no es rival. El Vientoligero es ahora más grande, más rápido y más fuerte. Cada miembro de la tripulación ha ganado 50 000 puntos de experiencia por así decir, las armas han sido mejoradas 5 o 6 veces...
De todas formas, el objetivo del Depredador en realidad no es vencer al Vientoligero; Crovax simplemente lo utiliza para ganar tiempo. Greven, en su ÚNICA APARICIÓN en la trilogía de Invasión, está siendo controlado por Crovax, y lanzado sin piedad hacia su propia muerte.
Ertai, destrozado por la pérdida de Belbe así como por algunas tortuosas mutaciones, es ahora el perro faldero de Crovax, pero aunque no lo fuera, disfrutaría vengándose de Gerrard. Se teletransporta y aparece detrás de "nuestro héroe" Squee salta para intentar salvar a Gerrard, pero lo único que consigue es ser capturado junto con su comandante.
Crovax está complacido. No sólo ha capturado a su antiguo comandante y compañero, ahora su enemigo entre las fuerzas de Urza. También tiene a Squee para divertirse. Primero se ocupa de Gerrard, empezando con la clásica charla "No somos tan diferentes, tú y yo" Después de esto, viene la verdadera tentación. Yawgmoth manda a Crovax a Selenia, haciendo que esta se manifieste ante él. Es tangible, es real... está viva. Crovax deja a Squee, el cual, gracias a Yawgmoth, resucita un momento más tarde, entero pero confuso. Todo esto muestra una cosa a Gerrard: Yawgmoth controla la muerte. Y puede traer a Hanna de vuelta al mundo de los vivos
Cuanto más avanzan los Titanes (ahora 6) en Phyrexia, más lamenta Urza la destrucción del plano. Los demás, particularmente Bo Levar y Freyalise, le llaman la atención, preguntándole de qué parte está. Urza asegura que está decidido a destruir Phyrexia, por muy obra maestra que sea.
No obstante, cuando llega el momento de colocar la bomba que acabará con todo el plano, la que activará todas las demás bombas, Urza no puede hacerlo. La voz de Yawgmoth resuena en su cerebro, seduciéndolo, y Urza vacila. Yawgmoth no se sorprende, pero no se cree un cambio de opinión tan rápido en su enemigo a través de los milenios. Pone a Urza a prueba, invocándolo hacia la esfera de castigo. Allí, Urza ve a su hermano, Mishra, aún vivo tras 4 000 años de tortura. Se le dan dos opciones: salvar a Mishra, o servir a Yawgmoth. Dice adiós a Mishra y se marcha.
Las naciones de los dragones llegan por fin a Urborg y Rith explica a Darigaaz cómo la misión será llevada a cabo. Cada Primigenio representa una parte del ciclo de la vida: Rith el nacimiento, Treva la infancia, Dromar la madurez y Crosis, el último, la muerte. El sacrificio para despertar a Crosis es el sacrificio de los otros cuatro Primigenios. ¿Y qué pasa con el Rojo? El Rojo es, y siempre ha sido, el propio Darigaaz. El renacimiento
Cuatro poderosos dragones se zambullen en la negrura del pantano más profundo de Urborg, y cinco omnipotentes dragones emergen. Su control sobre los dragones mortales es completo. No piensan en la grave situación de la otras razas, y cuando ven algo más atreviéndose a reclamar el cielo como suyo propio, el Vientoligero, lo atacan con la furia de un dios. El barco puede ser poderoso, pero cinco dioses dragones es más de lo que puede afrontar.
El Vientoligero hace lo que puede para evitarlos, pero parece que no hay mucha esperanza... hasta que lo que parece un rápido tsunami se eleva desde el océano. Los pueblos arbóreos de Yavimaya han seguido la pista a Rith y Multani guía el Vientoligero entre sus ramas cuando el kavu salta desde ellas para unirse a la batalla en tierra. Rith es capturado y Darigaaz recupera un poco de su juicio, pero no suficiente. Ataca al Vientoligero pegándose al costado, intentando arrancarle el motor thran, el corazón del barco. Pero el poder de otro dios se cruza en su camino: Karn bloquea su paso y con un poder desconocido hasta ahora, despierta la memoria del Darigaaz mortal. Horrorizado con lo que se había convertido, Darigaaz se lanza en picado hacia un volcán que él mismo había creado, sacrificando su vida para debilitar a los Primigenios restantes.
Mientras el Vientoligero cae en picado hacia tierra (Veces en las que el Vientoligero se ha estrellado: 6) la batalla en tierra se ha estancado; y cuando un barco dorado descarga el ejército del más poderosos héroes de Keld, tanto elfos como humanos, el avance continúa.
La tripulación defiende el barco (o hace lo que puede) pero el daño esta vez es demasiado grave. Han perdido a Hanna. Han perdido a Gerrard y a Squee. El motor está destrozado. Pero Karn, el cada vez más críptico Karn, emerge desde abajo sosteniendo el tomo Thran y diciendo que sabe cómo salvar Dominaria.
... mientras, en la novena esfera de Phyrexia, los dos mayores héroes de Dominaria juran lealtad a Yawgmoth...

Continuará (y finalizará!) la semana que viene!

5 comentarios:

Pablo Wargames dijo...

Dios, por fin llega Apocalipsis, para mi, la mejor parte de todas los ciclos en cuanto a historia, la finalización de lo que se inició en Vientoligero, la muerte de Gerrard y Crovax, la transformación de Karn en PW gracias a Urza, el combate entre Urza y Gerrard...

¡Por dios, que emoción coño!

P.D. No he desvelado nada del argumento (principalmente, porque no lo sé), sólo menciono lo que viene en las cartas.

Nórticus dijo...

Otro Retromoxes genial. Espero impacientemente el último, la resolución al fín. Por cierto, a mi personalmente me gustaba más el fórmato en el que se veian las cartas enteras, no solo el dibujo, ya que se podia leer el texto de ambientación de la carta y además no habia problemas a la hora de leer el texto por las imagenes.

MioCid dijo...

El problema de eso, Nórticus, es que nosotros no escribimos nada, simplemente traducimos. Las primeras entregas estaban así, y estás asá... de todas maneras, ten en cuenta que en el ciclo de Invasión había poquísimas cartas que tuvieran relación con el argumento.

Unknown dijo...

Dios, que mal royo lo de los dragones y menudo zoquete está hecho Urza, que no da una a derechas.

Wae dijo...

Otra cosa no, pero al menos las imagenes estaban bastante curradas. La verdad que a mi me gustaria un tapete con cualquiera.


saludos