USA EL ARCHIVO PARA VER TODAS LAS ENTRADAS DE HOY

¿Qué hay detrás de cada jugada? 2da parte (por Carlos Ruiz)

Continuamos hoy con la segunda parte del artículo de Carlos Ruiz. Después de un FIB más accidentado de la cuenta, creo que hoy estará ya disponible para responder a vuestras dudas

La información la obtenemos observando; la experiencia la adquirimos con el tiempo y el testeo; ¿Pero cómo razonamos realmente las jugadas? ¿Cómo deducimos cual es la opción correcta?

Bajo mi punto de vista, existen dos maneras de razonar en este juego, la deducción estadística y los niveles de pensamiento. Por supuesto, no son excluyentes, y muchas veces combinamos ambos.

LA DEDUCCIÓN ESTADÍSTICA

Es relativamente fácil de entender, pero imposible de poner en práctica a la perfección, como ya comentaba anteriormente.

1. Partimos de una serie de información del estado de la partida. Es vital conocer el mazo de nuestro rival al 95% o más, suponiendo que las listas siempre están sujetas a modificaciones personales. Si no es así, corremos un alto riesgo de equivocarnos, por no saber ni si quiera a que nos enfrentamos, antes de decidir.

2. Imaginamos tantas jugadas posibles como caminos pueda tomar la partida a partir de ese punto. Calculamos la probabilidad de que ocurran cada una de esas posibles jugadas.

3. Valoramos el beneficio de cada una de estas posibles “vías de juego” de cara a un único objetivo: Ganar.

Esto es muy importante tenerlo claro, por obvio que parezca. Nuestro objetivo no es resolver X hechizo, ni destruir Y criatura, nuestro único objetivo es ganar y solo hay que considerar aquellos caminos intermedios que nos vayan a ayudar a ello. A veces cometemos errores porque nos ofuscamos en objetivos intermedios, y dejamos de pensar por unos momentos que la partida no se está decidiendo en esa jugada en concreto. Voy a comentar un ejemplo un poco exagerado, para evitar un margen de discusión:

Tenemos 14 vidas, 2 Kird Ape y 1 goyf 4/5 pero no nos quedan cartas en mano. Nuestro rival juega un mazo similar al nuestro (criaturas rápidas y daño directo), teniendo 2 Tarmos enderezados y una mano también vacía. En cambio está a unas precarias 4 vidas. Si suponemos que en las restantes 38 cartas de la biblioteca nos quedan 13 cartas capaces de hacer 2 o más daños al oponente sin pasar por la fase de combate, a todos se nos ocurre pensar que la mejor opción es atacar con todo, sacrificando un Ape por la causa a cambio de tener a nuestro oponente a 2 vidas. Las probabilidades de robar el rematador son muy altas (un tercio aproximadamente en nuestro siguiente turno), y nuestro rival no podrá pasar a la ofensiva, dándonos los turnos necesarios para robarlo. Le hemos concedido a nuestro rival un 2x1, pero tenemos la partida en el bolsillo.

Si en cambio estamos en la misma situación, pero nuestro rival tiene 12 vidas en vez de 4, sería absurdo intercambiar un Ape por 2 daños. Debemos esperar y buscar la vía de la ventaja de cartas, ya que el tempo está claramente equilibrado.

Si en cambio estamos en la misma situación, pero nuestro rival tiene 12 vidas en vez de 4, sería absurdo intercambiar un Ape por 2 daños. Debemos esperar y buscar la vía de la ventaja de cartas, ya que el tempo está claramente equilibrado.

4. Escogemos la jugada que mayor beneficio nos da, siempre en proporción a su probabilidad. De nada nos sirve pensar en una jugada magnífica que nos hace ganar directamente, si la probabilidad de que ocurra es de un 2%.

Por otra parte, tenemos que tener en cuenta que nuestras decisiones no siempre nos obligan a ir por un solo camino, sino que podemos dejarnos varias opciones abiertas, e ir concretando a medida que avanza la partida.



Vaya, si esto fuera así de bonito, teniendo en cuenta sólo la estadística, todos sabríamos jugar a la perfección y todas las partidas se decidirían en la construcción del mazo, la tirada de dado y los draws. Todos sabemos que a la hora de la verdad esto no es así.

Los puntos 1 y 2 dependen prácticamente de lo testeado y asumido que tengamos el formato que estamos jugando. Saber que cartas jugamos, que cartas nos juegan, y cuales son las posibles jugadas es algo al alcance de la mayoría.

En cambio, los puntos 3 y 4 dependen totalmente de lo buenos que seamos como jugadores, de nuestra capacidad de análisis, de cálculo y de decisión. No existe manera alguna de volvernos más inteligentes de un día para otro. Debemos atacar la jugada por el lado de la experiencia, del testeo. Os aconsejo, de cualquiera de las maneras, que si no lo habéis hecho, os leáis el artículo "Who is the beatdown", de Mike Flores.

Pongámonos en el lugar de un hipotético jugador brillante de Magic. ¿Creéis realmente que es capaz de plantearse absolutamente todos los detalles de todas las posibilidades que ofrece una partida? Los jugadores de ajedrez juegan en vista a 15 o 20 turnos después, con un tablero y unas fichas bien definidos. En Magic tendríamos que añadirle que la mayor parte de la información es hipotética (estadística). Sencillamente, el análisis no puede ser perfecto. Tenemos que usar la experiencia y sus generalidades para conseguir ajustarnos mucho a la opción correcta.

Aún suponiendo que pudiéramos siempre alcanzar la opción idónea, es decir, que fuéramos infalibles, nos estamos basando en datos meramente porcentuales. La estadística es una buena amiga, pero no siempre te acompaña. La mejor jugada no es siempre la jugada correcta. Veamos un sencillo ejemplo:

Tenemos dos jugadas posibles, A y B. La jugada A nos hace ganar el próximo turno con un 25% de posibilidades, y a la B se le asigna el 75% restante. Solo vamos a tener esa oportunidad.

¿Cuál sería la jugada correcta? La B, evidentemente apostamos a la más probable.

Resulta que tras robar, nos damos cuenta que hubiéramos ganado con la jugada A.

¿Cuál era la mejor jugada? La A (puesto que nos hacía ganar)

La conclusión inmediata de esto es que la estadística nos ayuda a escoger la jugada que con más probabilidad será la mejor jugada, llamémosle jugada correcta; pero ésta no necesariamente se corresponde con la mejor jugada, la que más nos acerca a la victoria.

LOS NIVELES DE PENSAMIENTO

Vamos a buscar otro enfoque basándonos en algo tan sencillo como que jugamos contra personas como nosotros, no contra ordenadores ni robots.

Este último planteamiento es un resumen adaptado de un concepto sacado del póquer. Creo que existen otras adaptaciones a Magic de este mismo concepto, y no trato en ningún caso de discutirlas.

Como ya he dicho y repetido en varias ocasiones, la base de nuestro razonamiento va a ser la estadística y la experiencia. Esto nos va a llevar a una serie de jugadas más o menos estereotipadas como las idóneas.

Pues bien, saber esto en ocasiones no es suficiente. Es posible que nuestro rival esté esperando que hagamos la jugada correcta con alguna trampa en la que espera que caigamos. Esto se pone cada vez más difícil.

Podemos ser aún más listos y prever su trampa, haciendo la contra-jugada de la contra-jugada de la jugada correcta. Pero él puede devolvernos la patata caliente una vez más anticipándose a nuestro ya de por sí enrevesado movimiento.

Cada uno de estos escalones es considerado como un nivel de pensamiento, empezando desde el uno, y llegando hasta donde nuestra mente alcance…

Jugamos un mirror de Faeries (actual tipo 2), y estamos en nuestro segundo turno on the draw. Tenemos un Bitterblossom

* Nivel 1: Jugamos el Bitterblossom
* Nivel 2: Nuestro rival puede tener unas Broken Ambitions
* Nivel 3: El oponente quiere protegerse de un hipotético Bitterblossom
* Nivel 4: Nuestro oponente sabe que pretendemos jugar alrededor de las Broken.
* Nivel 5: Intuye el resto de cartas que tenemos para dicha misión. Y así podríamos seguir…

En definitiva, tendremos que saber situar el "nivel de pensamiento de nuestro oponente" y dar respuesta a todo aquello que esperamos de él. Si nuestro oponente intenta hacer lo mismo con nosotros, saldrá con ventaja aquel jugador que consiga situarse con más frecuencia un nivel por encima de su rival.

Aquí concluye mi extensa y siempre debatible opinión sobre este tema. Espero que al menos os haya servido de algo. Sed buenos.

Carlos Ruiz aka Lantero

6 comentarios:

yoguerrero dijo...

jo... te lo has currao tanto que no veo ningun punto a discutir. xD

Por cierto, lo de los niveles de pensamiento, es una teoría tuya o la explicas a partir de alguna fuente?¿

un saludo!

Lantero dijo...

"Este último planteamiento es un resumen adaptado de un concepto sacado del póquer."

Si buscas en google "Niveles de pensamiento", encontrarás un montón de artículos de póquer que hablan de esta teoría.

Alekhine dijo...

Magnifico articulo, hacia tiempo que no leia algo tan bueno, enhorabuena!!

Anónimo dijo...

Un pequeño comentario. Imaginemos que la jugada A nos da un 40% de probabilidades de ganar el siguiente turno, y la B un 60%. La jugada B es la correcta, no?
Imaginemos el mismo escenario, pero además en el caso A hay un 10% de que perdamos la partida irremediablemente si no ganamos al siguiente turno, y en el B un 90%. Ahora, cuál es la opción correcta?

Son las cosas así de masoquistas las que me divierten de este juego. :)

WinterN dijo...

Me ha encantado lo de los niveles de pensamiento.

@Anónimo
Me ha gustado mucho tu planteamiento, y he publicado una entrada en Prismagic sobre el tema:

http://www.prismagic.es/2009/07/estadistica-ganar-perder-y-alargar-la.html

Lantero dijo...

En realidad puedes complicar los cálculos estadísticos tanto como lo requiera la situación real del juego. La idea del ejemplo era ver que puede haber diferencias entre la "jugada estadísticamente correcta" y la "jugada realmente ganadora".

Respondiendo al ejemplo en concreto, primero tengo que matizar que mi planteamiento es a un solo turno (por ejemplo si estamos en turnos y solo tenemos uno más). Evidentemente lo planteé así para que no fuera difícil de entender.

En tu caso, estás planteando una partida en la que pueden quedar "n" turnos. La pregunta ahora es; ¿Jugamos un mazo de control y nos conviene simplemente permanecer vivos en la partida hasta el late game? ¿Jugamos un mazo aggro y necesitamos ganar cuanto antes?
Nos puede interesar en según que casos simplemente permanecer en la partida (Jugada A), o podemos forzar con la jugada B (ligeramente mejor a corto plazo, mucho peor a largo plazo).